Los topónimos o nombres
propios de lugares son el resultado de la historia del lugar al que designan.
Surgen por distintos motivos, pero suelen estar relacionados con alguna
característica del lugar o algún suceso importante allí acontecido. Sin
embargo, existe una gran cantidad de topónimos que no parecen tener un
significado claro.
En esta entrada vamos a
comentar los orígenes históricos de los topónimos de países hispanohablantes o
con importantes comunidades de los mismos.
Primero nos centraremos
en los hispanohablantes, que son los que veis señalados en este mapa:
Comenzaremos con aquellos
países cuyo topónimo tiene origen en el nombre de algún personaje histórico:
Bolivia debe su nombre
a su primer presidente: Simón Bolívar.
Colombia es llamada como
tal en honor a Cristóbal Colón (que curiosamente nunca estuvo en Colombia).
La República
Dominicana se llama de esta forma debido al nombre de su capital (Santo
Domingo), que a su vez proviene del nombre de Santo Domingo de Guzmán, quien
fundó los dominicos. Sin embargo, inicialmente los españoles la bautizaron como
La Española, que daba nombre a la isla que forma junto
con Haití.
También tenemos a Perú,
cuya procedencia no está clara. Podría deberse al hecho de que el cacique
panameño Birú dio su nombre cuando los conquistadores españoles preguntaron por
el de las tierras, de modo que estos decidieron darle el nombre que actualmente
todavía ostenta.
Por último, incluimos también
aquellos países a los que se ha puesto nombre en honor a alguien de quien no se
tiene constancia histórica:
Encontramos a El
Salvador, debido al nombre cristiano de Jesucristo.
También incluimos aquí
a Nicaragua, cuyo nombre se debe a su héroe Nicarao (un famoso cacique de la
época).
A continuación aquellos
países cuyo nombre fue simplemente escogido por algún personaje histórico:
Costa Rica debe su
nombre al navegante español Gil González Dávila por sus yacimientos de oro y su
gran riqueza.
Honduras, cuyo nombre
fue escogido por Colón debido a la profundidad de sus costas.
Puerto Rico, bautizada
inicialmente por Colón como San Juan (1493) y más adelante rebautizada a su
nombre actual por motivos desconocidos, aunque los aborígenes siempre se refirieron a ella como Borinquén.
Para terminar,
Venezuela, un topónimo que debe su origen a los exploradores europeos Alonso de
Ojeda y Américo Vespuccio, a quienes las edificaciones que los indígenas habían
construido alrededor del Lago Maracaibo les recordaron a Venecia, de ahí el
nombre, un diminutivo cuyo significado es “pequeña Venecia”.
A continuación pasamos
a aquellas que deben su nombre a alguna característica propia del lugar que fue
denominada con una palabra proveniente de otro idioma:
Chile parece no tener
nada concreto que haya dado lugar a su nombre. Sin embargo, es posible que provenga
de la palabra quechua “chili”, cuyo significado es “límite del mundo”; de la
palabra aymara “tili”, cuyo significado es similar a la anterior, siendo
este Finis Terrae; de la
palabra mapuche “tchili”, que hace referencia a “nieve”; o de la palabra
araucana “chillie”, que quiere decir “profundidades”.
El topónimo de Cuba puede
que venga dado por la palabra “cubanacan”, que proviene del taíno, cuyo
significado es “lugar central”; o de la palabra “cuba” en el idioma de los
indios siboney, que significa “montaña”. Curiosamente, en un inicio se iba a
llamar Fernandina por el rey Fernando el
Católico.
El de Ecuador viene por
su localización geográfica justo sobre la línea del Ecuador (que proviene de la
palabra latina para “iguales”: “equos”).
El nombre de Guatemala proviene del término
náhuatl “quauhtlemallan”, que quiere decir “tierra de muchos árboles”,
curiosamente es el nombre que los guerreros tlaxcaltecas le dieron a la región.
El de Guinea Ecuatorial
surge de la palabra “negro” en lengua bereber: “aguinaoui”.
Existen diversas
posibles explicaciones acerca de la procedencia del topónimo México, podría ser
por las palabras en nahuátl para “sol”, “luna” (“metztli”) u “ombligo”
(“xlicti”), aunque también podría ser por el nombre de una hierba del lago
Texoco. Sin embargo, se cree que es debido al nombre que se dieron los aztecas
a sí mismos (“mexicas”), que hacía referencia a su dios de la guerra Mexitli.
También para Panamá hay
varias posibles razones, pudiendo proceder del árbol Panamá o de la palabra
indígena “cueva” cuya traducción sería “lugar de abundancia de peces”.
Al igual que los dos
topónimos anteriores, Paraguay tiene varias posibles procedencias; puede venir
de la palabra de una tribu para “agua de los Payagua” o de los términos para “río
coronado de palmas”: “paragua” e “i”. Sin embargo, lo más probable es que provenga
del nombre del río Paraguay.
Asimismo, Uruguay viene
del río Uruguay, siendo una de las posibilidades que provenga de la unión de
las palabras guaranís para “pájaro”, “que proviene de” y “agua” (“uru”, “gua” e
“y” respectivamente) por lo que significaría “río de los pájaros” y
otra posibilidad es que venga de la palabra del mismo idioma “río de moluscos”.
Para continuar hablamos
de aquellos que recibieron su denominación debido a un suceso concreto:
Argentina debe su
nombre al hecho de que las piedras preciosas y la plata se transportaban por el
río de la Plata desde Perú. Así, proviene de la palabra latina “argentum”, cuyo
significado es “tierra de plata”; dado que además estos fueron los terrenos por
los que fueron los españoles para encontrar los
yacimientos de plata de la región de Potosí (Bolivia).
El nombre de España
tiene su origen en la confusión de los fenicios cuando vieron los conejos de la
península y creyeron que eran hyraxes (animal típico de África y Asia conocido
como conejo de las rocas), motivo por el que denominaron al lugar “tierra de
hyraxes” que derivó al latín a la palabra “hispania”.
Para terminar hacemos un breve comentario sobre aquellos países con importantes comunidades de
hispanohablantes, siendo estos:
Brasil, que viene de la
palabra empleada por los portugueses para el árbol tropical palo Brasil, típico de este país.
Canadá, proviene del
algonquino “k´anata”, que se traduce como “pequeño asentamiento”.
Estados Unidos, cuyo
nombre proviene de su Constitución (1776).
Y Portugal, que viene del término
latino para “puerto” (“portus”) unido al nombre de la antigua colonia griega de
Calle (que significa “hermoso”).