Aunque parezca paradójico, uno de los principales
problemas de alguien que habla español (sea nativo o no) es entenderse con
otros hispanoparlantes. El español tiene tantas variantes que a veces es
difícil comprendernos entre nosotros, incluso aunque vengamos del mismo país. En
este post te ponemos algunos ejemplos para que no metas la pata.
¡Pata! ¡Qué
palabra más oportuna! Puede significar dos cosas: pierna de los animales o hembra
del pato. Pero además, en Cuba y Perú un pato o una pata es un amigo o amiga. Por eso si vas a alguno de estos países es probable que
escuches «Oye, pata, vamos al cine».
Sigamos un rato con animales. Chucha es un vulgarismo para aludir a la hembra del perro, aunque en algunos países de América del Sur tiene
un significado completamente diferente: mal
olor de las axilas; además, en Chile, «está en la chucha» quiere decir que está lejos.
Recuerda la palabra chucha, porque un chucho
es un perro en algunos países, pero
en otros es la cárcel o un obispo. Si oyes que alguien tiene chucho es que tiene
celos y si oyes «hace chucho» en Argentina es que hace frío, no te olvides. Menuda palabra más difícil, ¿eh?
El chivo es el
cabrón, el macho de la cabra, pero ¿te acuerdas de la chucha?, pues esta
palabra en Uruguay se utiliza para hacer referencia a lo mismo. Seguro que si
has estudiado en Cuba y Guatemala este término te suena, porque chivo allí es chuleta, ese papelito que se saca a escondidas en los exámenes y
que sirve de «ayuda» por si se nos olvida algo. Pero además puede significar
más cosas: negocio ilícito/fraude, bicicleta, juego de dados, proxeneta u
hombre de prestigio. Así que yo te
recomiendo que no vayas a Venezuela y digas que eres un chivo, porque te pueden
mirar muy mal los que te escuchen.
¿Conoces la canción el
pollo con una pata, el pollo con la otra pata…? Ni se te ocurra cantarla en
femenino, porque aunque una polla es
una gallina nueva, en España también
significa pene. Y además, puede ser
varias cosas: en Ecuador es una chuleta (de
las que ya hemos visto); en México, una bebida
que tienes que probar si visitas el país; en Chile una puesta colectiva y en toda Latinoamérica es una apuesta.
En España encontrarás conchas si vas a la
playa, ¡qué guay! Bueno, en Argentina, Chile, Perú y Uruguay es la parte externa del aparato genital femenino.
La plata es un
metal, pero en Latinoamérica
significa también dinero por las
monedas de este mineral. Y si quieres quedar como un auténtico as del español
en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay di «adiós mi plata» cuando te pase algo
malo.
Un tarro es un
tipo de recipiente y si hablas con alguien, el tarro es la cabeza de una
persona. Hay que decir también que en Aragón (España) es un objeto cualquiera,
como la palabra truc en francés; en
Argentina y Uruguay tener tarro es tener suerte; y en Cuba es un cuerno de un animal.
Pijo en España es una persona con gustos de una clase social
acomodada; sin embargo, en Murcia, pijo
es una interjección y estar alguien a la
pija en Guatemala es estar borracho.
Tricky, ¿eh?
Seguro que la palabra pana te suena de los pantalones
que te ponía tu madre en invierno cuando eras pequeño; en Puerto Rico es una
fruta; y en Ecuador, Puerto Rico y Venezuela, amigo.
Amante es la persona con la que
engañas a tu pareja/cónyuge, pero si vas a Aragón y oyes que alguien te dice amante aunque no lo conozcas de nada, no
te asustes, no es que insinúe nada, es que en esta región española se utiliza
como vocativo, especialmente entre la gente mayor.
Coger, esa
palabra que casi todos conocemos y que a casi todos nos ha hecho reír alguna
vez. Como ya sabrás, en España significa agarrar
o tomar, pero ¡ojo! en Latinoamérica es tener
sexo; y cogerlo suave en Panamá y
Puerto Rico quiere decir tomárselo con calma.
Si has aprendido español en España seguro
que la palabra frijol te suena raro.
Suele significar judías, pero en México, los frijoles es la comida. Buscarse los frijoles puede significar buscarse las habichuelas, ganarse la
vida.
Una fresa
es una fruta, ¿no? Pues no, una fresa
en México es alguien pijo. Por
cierto, si vas a Buenos Aires probablemente no te entenderán si vas a una
frutería y dices que quieres un kilo de fresas, porque fresas en esa ciudad se dice frutilla.
¡Qué bonitos los capullos
de la primavera! Igual no tanto, porque capullo
en España puede ser también un insulto.
Si has estado alguna vez en España
habrás oído «me voy a fumar un pitillo», porque pitillo allí significa cigarrillo,
pero no lo digas en México, porque estarás diciendo que te vas a fumar un pene,
ni tampoco lo digas en Venezuela, porque dirás que te vas a fumar el cilindro
de plástico con el que se beben algunas bebidas. Ese cilindro en Bolivia y
España es una pajita, que también en España y otros países es masturbación. Masturbación en México es
chaqueta,
que a su vez en todos los países hispanoparlantes es la prenda de vestir.
¡Mamá, quiero una cachucha!
–le dijo un niño colombiano a su madre en su viaje por Argentina. Todo el mundo
se giró y los miró mal, porque aunque en Colombia una cachucha es una gorra, en
el país de la Patagonia, una cachucha
es una vagina.
«El otro día vi a Pepe y estaba mamado». Depende de dónde lo digas el significado cambia, porque en
España quiere decir que estaba borracho y en Colombia quiere decir que está
cansado. Además, en Argentina, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Uruguay es una
borrachera y en México es un despropósito.
Gallego. En
España, natural de Galicia. Sin
embargo, en algunos países de Latinoamérica también se refiere a los españoles
o con familiares de este país. En Costa Rica un gallego es un tonto o una
libélula; y en El Salvador, un tartamudo.
Un zagal es un pastor joven o un adolescente.
En el este de España, como en Aragón o Cataluña es un niño; y en León, una zagala
es una niñera.
Si te pido que hagas algo ahora, ¿cuándo lo harías? Depende de dónde te encuentres, porque si
te lo digo en España, lo harás ya,
pero si te lo digo en Hispanoamérica, lo harás dentro de un rato. Además, en
esos países tan maravillosos, si te digo ahorita puede que me lo tengas que
recordar, porque ese adverbio indica un futuro incierto.
Y por último vamos con una tarea cotidiana que a nadie le
gusta hacer: fregar. Fregar es lo
que hacemos, por ejemplo, con los platos cuando acabamos de comer o con el
suelo cuando se nos ha caído algo. Sin embargo, en América Latina fregar es fastidiar y además, en otros
países como México ese fastidio va acompañado de daño. Así que si sales de
España no le digas a nadie que vas a fregar los platos, porque seguro que eres
objeto de muchas bromas.