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jueves, 12 de febrero de 2015

¿Cómo pronuncias la ‘b’ y la ‘v’? Descubre qué es el betacismo.

A continuación se explicará en qué consiste este fenómeno lingüístico y se darán algunos de los posibles motivos por lo que esto pudo producirse pero, antes de llegar a eso, se definirá brevemente ambas letras con base en lo propuesto por la RAE.

La letra ‘b’ es la segunda del abecedario español, en América Latina se hace referencia a ella como be grande, be alta y be larga. Por otro lado, la letra ‘v’ es la vigesimoquinta del abecedario español; al igual que la ‘b’, esta letra también recibe otros nombres en América Latina: ve, ve baja, ve corta o ve chica.

A pesar de que ortográficamente se ha establecido una clara diferencia entre ambas letras, en lo que se refiere a la pronunciación correcta se puede afirmar que ambas tienen la misma, ya que representan el mismo fonema bilabial sonoro /b/. Es decir, ambas son oclusivas labiales sonoras a excepción de cuando se encuentran en una posición intervocálica, en cuyo caso son fricativas.

En la escritura de la Edad Media parece ser que representaban sonidos diferentes, sin embargo, parecía haber cierta confusión entre ambas grafías, lo que prueba como poco a poco ambas terminaron representando al mismo sonido.

De hecho, existen inscripciones latinas encontradas en diferentes regiones en que se encuentran numerosas palabras escritas con ‘b’ que en latín clásico se escribían con ‘v’, por lo que podría afirmarse que este fenómeno no es algo reciente. Estos son algunos ejemplos con su posible traducción:
   “Qui bixit” por “vixit” (“quien vivió”)
   “Secundum bocis” por “vocis”, “voces” (“según sus palabras”)
         “Et boluntatem” por “voluntatem” (“y la voluntad”)
         “Plus minus biginti” por “viginti” (“más o menos veinte”)

Entre los siglos XVIII y XX se recomendó a los hablantes de español que diferenciaran la pronunciación de la ‘b’ y de la ‘v’. Sin embargo, en 1911 la RAE dejó de recomendarlo.

Como curiosidad, decir que en español nunca ha existido la ‘v’ labiodental, dándose este fenómeno únicamente cuando hablantes de valenciano, mallorquín o catalán hablan en español (por influencia de las mencionadas lenguas). También se da en algunas zonas de América por influencia de las lenguas amerindias.

¿Qué es el betacismo?

Este fenómeno lingüístico hace referencia a lo explicado previamente: la falta de distinción entre la pronunciación de la ‘b’ y la de la ‘v’, que corresponderían a los /b/ y /β/ o /v/. Esta transformación se puede atribuir a la evolución natural de la lengua, dado que se dio en todas las lenguas romances.

Es característico del español, el gallego, el occitano y el sardo; aunque también se da a veces en el catalán, en algunos dialectos norteños del portugués y algunos dialectos sureños de Italia y esporádicamente en rumano; además de en otras lenguas y dialectos romances. Al ser un fenómeno fonético común, se puede observar también en lenguas como el griego o el euskera. Sin embargo, a continuación únicamente se comentará cómo apareció en las lenguas romances.

Origen del betacismo

En el latín escrito la ‘b’ y la ‘v’ sí se diferenciaban, ya que la ‘b’ era oclusiva labial mientras que la ‘v’ era una semiconsonante similar a la ‘w’ inglesa. Por el contrario, en el latín hablado la ‘b’ pasó a ser una fricativa labial /β/ y más adelante a un sonido fricativo labiodental sonoro, tal y como se puede apreciar en el francés y en el italiano.

Sin embargo, se dieron dialectos del latín en los que no se produjo este último cambio, sino que comenzó a confundirse el sonido de ambas letras hasta que llegó un punto en que no había diferencia alguna entre ambos. Una de las posibles explicaciones de este fenómeno sería la inexistencia de un sonido labiodental /v/ en el latín vulgar de la Península. Otro hecho que también pudo influir en este fenómeno es que nuestra lengua tiende a relajar la pronunciación de las oclusivas sonoras; /b/, /d/, /g/, un fenómeno conocido con el nombre de espirantización.

A pesar de lo que se acaba de relatar, el origen aún no está claro. Es posible que el betacismo no apareciera en el latín peninsular sino que se diera durante la baja Edad Media por el contacto del español del norte de la península con el euskera.

Para terminar, dos hechos sorprendentes: a día de hoy este fenómeno se está dando en algunos lugares de habla valenciana, mientras que en la zona norte de Portugal el fenómeno parece estar remitiendo debido a la diferenciación de ambos sonidos en la capital.

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